jueves, 19 de septiembre de 2013

Escrito a mi hijo: Matias

Siendo dos nenes nos conocimos con mama. Jugabamos a ser novios, jugabamos a ser grandes, te imaginabamos... Sabiamos tu nombre mucho antes aun de que seas siquiera un proyecto: Matias. Las combinaciones variaban pero Matias no cambiaba. Finalmente, un dia llegaste... un 26 de julio, despues de mucho esperarte, los nervios y la ansiedad: Te hiciste realidad... Ahora antes que Gustavo, soy Papa... Como explicar que se puede amar mas a alguien que a uno mismo? porque pedir que me duela a mi y no a vos? si con nadie antes me paso..., como estar seguro de que nada malo te va a pasar? cuanta inseguridad y cuanto amor... Los primeros dias fueron raros, dificiles... alegria, cansancio, miedos y llantos, todo mezclado y sin tener nada demasiado claro. El crecer... Tu crecimiento, no fue nada facil... Enseguida en el jardin notaron algunos problemitas... y no fue facil asumirlo (hasta hoy mismo me cuesta, pero aprendi y aprendo cada dia a sobrellevarlo). Pero llegaste para cambiarme... para patear toda mi estanteria de orden y estructuras... y si bien cada dia es un desafio, aprendi a encontrarle el placer a intentarlo. Hay cosas que son invalorables.. despertarme con el desayuno cada dia del padre, gritar los goles con vos, tu alegria por conseguir una figurita con un jugador de Boca, solo para mostrarmela... verte nadar como un pez, que hayas hecho un try.. cada premio, cada logro por pequeño que sea me llena de felicidad... despertarte cada dia, verte dormir antes de acostarme, sin entrar, y pensar que lo estoy haciendo bastante bien. Despues de todo tan salame no soy. Ahí estás. Dormido. Enorme. Tranquilo. Panza llena. Bajo techo. Siento algo parecido a un “Orgullo papá” Simplemente hijo, Matias, TE AMO, como a nada en el mundo...